jueves, octubre 15, 2009

*¿OS HEMOS DICHO QUE...*

...somos uno más en la familia?
Concretamente, una más. Su nombre es Molly y su historia no tiene desperdicio.

Molly

La noche del 24 de septiembre fuimos a casa de los padres de Daniel a celebrar un cumpleaños. Cuando terminamos, bajamos a tirar la basura a los contenedores, y al lado me fijé en un gatito que se movía algo raro. Parecía que estaba acatarrado o con hipo, y me agaché a ver qué le pasaba.

Fue entonces cuando Daniel me dijo: mira, un gatito va hacia ti. Y efectivamente, una bolita de colores se acercó corriendo a donde yo estaba y con todo el morro del mundo se me subió encima, sin mediar palabra. Ronroneaba sin parar, como un motorcito. Yo puse cara del gato de Shrek y le dije a Daniel: ¿Qué hacemos con ella? No me fío de dejarla aquí, es demasiado cariñosa. Y Daniel me contestó: Nos la llevamos.

Y así fue, la subimos al coche envuelta en mi chaqueta mientras la abrazaba y no paró de ronronear. Al llegar a casa le di un repaso porque venía un poco sucia, le pusimos de comer y una cestita con manta para dormir y allí se quedó. Al día siguiente, la llevamos al veterinario para que mirase si llevaba chip, porque yo estaba convencida de que tenía dueño.

Bea la examinó, y el lector dió negativo, por lo que a adoptamos sin dudar. Ahora si que tiene microchip, está vacunada y es la compañía perfecta para Legión, que está que no se lo cree de tener una compañera de juergas.

Hoy hemos esterilizado a Molly y ha sido un acierto, porque tenía un quistecito en un ovario. En un par de días se recuperará y volverá a la carga.

¡Bienvenida a casa, pequeña Molly!